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Bien, respiramos profundamente. Intenten adoptar una postura más relajada, como si quedara conveniente, cómodo, relajado, traten de encontrar un estado en el cual no generen violencia a sus cuerpos, no generen tensiones. Y empezamos a conectar con el elemento aire. Respirando calmada y profundamente, llevando el aire hacia el diafragma, a la parte baja, suave y lentamente. Y luego, tome su tiempo. Tómese su tiempo para inhalar el aire y para exhalarlo. Ahora le damos un sentido al inhalar el aire para que recorra todo el cuerpo, primero por los órganos y luego iremos por toda la circulación, la piel, los músculos, por todo, limpiando y al exhalarlo lo transformamos en luz. Vamos, respiremos profundamente. A continuación, continúe respirando profundo, llevando primero el aire a los órganos y tratando en lo posible, desde esa calma, esa paciencia, esa confianza, limpiar cada parte de ellos. Pueden ir órgano por órgano. Tómense su tiempo, y por ahí todavía falta algún órgano. Ocupémonos de ellos, realicen esa respiración profunda, límpienlos, libérenlos y transfórmelos. Luego pasen a la sangre, a los músculos, hasta la piel, a todas las partes del cuerpo. Respiren profundamente. Ahora expandamos la luz por todo el ambiente, por todas las líneas. A medida que respiran profundo, intenten expandir luz por todo el ambiente con su cuerpo limpio y así la energía se difundirá con esa luz en su entorno. Conecten con la alegría. Prueben el sabor de los labios, con la lengua, y pueden abrir los ojos y la luz estará allí. Esta breve práctica pueden hacerla para limpiarse interiormente. No es algo complicado. Simplemente, presten atención a los pequeños detalles, ocupándose de su interior. Bueno, gracias por su paciencia, por estar aquí. Agradezco a los que siguen en las redes sociales. Que la fuerza, la luz y el amor les acompañen hoy.